Vanamente, patéticamente, patética mente más que todo, buscando en esto, en aquello una salida, un escape de esta horrorosa realidad, si es que se le puede llamar así, en que vivo ahora, y es que por más que conjeturo y le doy vueltas, pienso, que inútil resulta todo, pero no, esta pena, este agobio, que casi esquisofrenicamente se que nadie lleva, viene por consecuente de mis pensamientos, consecuente de ese divagar por las penumbras de la mente, buscando en grietas que sueltan rayitos de luz, grietas a las que no tuve que arrimar el ojo, y es que es tan pequeña la grieta pero tan intrigante la imagen. Hay quienes no ven la grieta, viviendo entre oscuridad y para colmo les tienen los ojos vendados. Una vez me incitaron a buscar en mi, toqué mi cara, sentí mi venda, vi esta grieta, como muchas más habían por estos infinitos corredores, me acerqué a una, a tientas y apenas percibí una imagen que me calmó por un instante, ahora deseo hacer de esa grieta una puerta, abrir el picaporte y pasar al otro lado para llenarme de esa imagen. Aunque cada vez que lucho por ensanchar más y más el diminuto agujero, se sufre, pues la grieta llena de venenosa ortiga fatiga, fatiga el alma, pero esa imagen que por pocos se saborea, se vive, es para mi el hecho de que busco un tesoro que nadie va más encontrará, un maldito pirata avaricioso. No obstante, pasa el tiempo sin ensancharse la grieta, pasan tiempos que permanezco sentado, al pie de la grieta, minimamente bañado por la luz que brota débilmente, es luz que broncea de a pocos el pálido pellejo que quedo desteñido por estar inmerso en este mar de oscuridad, un mar que van llenando los espectros que viven en mi realidad, de los que huyo, enajenadores de sentimientos, alienadores de espíritu. El otro lado de la grieta, donde radica la luz, es el lugar por el que vanamente, pateticamente ensancho la grieta a pesar de la fatiga que me cause, porque se que las alegrías, que de a pocos se goza dentro de la eterna tristeza de este mundo, son esos rallitos de luz que por siempre allí habitan, que escapan para teñir de vivos colores la carne marcada por los horrores de la vida.
11 octubre 2009
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